Carta de
Mons. D. José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena en España
S.I. Catedral de Santa María, Murcia
Sábado, 29 de septiembre de 2018
Sr. Vicario General,
Sr. Delegado episcopal de Enseñanza,
Sacerdotes, religiosos,
Profesores,
Hermanos y Hermanas.
Queridos hermanos,
Al comienzo de curso toda nuestra atención está puesta en los objetivos previstos para que este año sea especial y, en este caso, que los alumnos se beneficien de una labor bien preparada y de unos profesores de religión vocacionados para servir como maestros y profetas, que han abierto sus vidas a la Verdad, porque habréis dejado que sea Cristo el que ocupe el centro de vuestro ser y, así, con una mirada limpia y con la alegría de vuestra condición de testigos os pondréis a trabajar en vuestra vocación docente con total disponibilidad.
Sabéis que al comienzo de este curso yo también estoy pasando por las distintas zonas pastorales pidiendo a consagrados y laicos un renovado compromiso para anunciar el evangelio. La oferta pastoral de esta Iglesia diocesana, que se concreta en profundizar en el significado de estar edificados en Cristo y destinados a dar frutos abundantes en medio de nuestra sociedad, para que se cumpla la voluntad de Dios que quiere salvar el mundo (cf Jn 4,34; 6,38). Nuestra confianza esta cimentada siempre en el Señor, que nos ha dado muchas pruebas de amor y misericordia y, además, porque sabemos que quien le abandona fracasa, quien se aparta de ti queda inscrito en el polvo, por haber abandonado al Señor, la fuente de agua viva (Jr 17,13).
Queridos profesores de Religión, el Santo Padre, el Papa Francisco, nos anima a evangelizar, a salir de nosotros para llegar a todos, rompiendo las comodidades y las rutinas, que nos ahogan y paralizan. Somos la Iglesia en salida, nos mueve la fuerza del Espíritu Santo para construir la sociedad en la justicia y en el amor. Trabajad con ilusión y a la vez que presentáis con rigor el programa de esta bella asignatura del conocimiento de la fe, presentadles sin disimulo la mejor lección, el testimonio de fe en vuestra vida, cargado por la alegría del encuentro con el Señor.
Os recuerdo también los criterios que la Iglesia os pide para cumplir vuestra tarea: Que seáis auténticos maestros; personas abiertas a la verdad total en las diferentes ramas del saber, sabiendo escuchar y viviendo en su propio interior ese diálogo interdisciplinar; personas convencidas, sobre todo, de la capacidad humana de avanzar en el camino hacia la verdad (Benedicto XVI, a los profesores universitarios).
Que no perdáis nunca dicha sensibilidad e ilusión por la verdad; a no olvidar que la enseñanza no es una escueta comunicación de contenidos, sino una formación de jóvenes a quienes habéis de comprender y querer, en quienes debéis suscitar esa sed de verdad que poseen en lo profundo y ese afán de superación. Sed para ellos estímulo y fortaleza (BXVI, ib).
Que no olvidéis nunca, que el camino hacia la verdad completa compromete también al ser humano por entero: es un camino de la inteligencia y del amor, de la razón y de la fe (BXVI, ib).
Que Dios os bendiga y que la Santísima Virgen María os conceda su protección para que os veáis siempre amparados en la responsabilidad de maestros.