El obispo y la Visita Pastoral

Carta de
Mons. D. Vicente Jiménez Zamora
Arzobispo de Zaragoza

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Domingo 28 de abril de 2019

Queridos diocesanos:

El domingo, 28 de abril, comienzo la Visita Pastoral al arciprestazgo de Quinto, en la Vicaría V de nuestra diócesis de Zaragoza, que se prolongará durante todo el mes de mayo. Con este motivo ofrezco unas reflexiones sobre la naturaleza y la finalidad de la Visita Pastoral.

Los obispos son por institución divina los sucesores de los Apóstoles y mediante el Espíritu Santo que les ha sido conferido en la consagración episcopal, son constituidos pastores de la Iglesia, con la tarea de enseñar, santificar y guiar al Pueblo de Dios, en comunión jerárquica con el sucesor de Pedro y con los otros miembros del colegio episcopal.

Cada uno de los obispos, que es puesto al frente de una Iglesia particular, ejerce su poder pastoral sobre la porción del Pueblo de Dios a él encomendada (cfr. Vaticano II, Lumen Gentium, 23) y está llamado a edificar incesantemente la Iglesia particular, en la comunión de todos sus miembros y de éstos con la Iglesia universal, vigilando para que los diversos dones y ministerios contribuyan a la común edificación de los creyentes y a la difusión del Evangelio.

El obispo tiene la obligación de pastorear la grey diocesana. Para ello es necesario el conocimiento cercano de la comunidad eclesial que le ha sido encomendada. Precisamente, uno de los medios más singulares que permite al obispo el conocimiento directo y profundo de la Diócesis es la Visita Pastoral.

El obispo, cuando cumple con su deber de visitar las parroquias o comunidades locales de la Diócesis, no debe ser considerado como quien realiza una mera función administrativa, sino que debe ser claramente reconocido por los fieles como maestro, sacerdote y pastor de su grey.

La Visita Pastoral es el momento en el que el obispo ejerce más cerca de su pueblo el ministerio de la palabra, la santificación y la guía pastoral, en contacto más directo con las angustias y las preocupaciones, las alegrías y las expectativas de la gente, con la posibilidad de exhortar a todos a la esperanza. En esta ocasión, el obispo tiene sobre todo un contacto más directo con las personas más pobres, los ancianos y los enfermos. Realizada así, la Visita Pastoral muestra lo que es, un signo de la presencia del Señor que visita a su pueblo en la paz (cfr. Juan Pablo II, Exhortación Apostólica, Pastores Gregis, 46).

La Visita Pastoral es una de las formas, confirmadas por siglos de experiencia, con la que el obispo mantiene contactos personales con el clero y con los otros miembros del Pueblo de Dios. Es una oportunidad para reanimar las energías de los agentes evangelizadores, felicitarlos, animarlos y consolarlos; es también la ocasión para invitar a todos los fieles a la renovación de la propia vida cristiana y a una acción apostólica más intensa.

La Visita Pastoral es, por tanto, una acción apostólica que el obispo debe cumplir animado por la caridad pastoral que lo presenta concretamente como principio y fundamento visible de la unidad en la Iglesia particular (cfr. Vaticano II, Lumen Gentium, 23). Para las comunidades y las instituciones que la reciben, la Visita pastoral es un acontecimiento de gracia que refleja en cierta medida aquella especial visita con la que el “Supremo Pastor” (1 Ped 5, 4) y guardián de nuestras almas (cfr. 1 Ped 2, 25), Jesucristo, ha visitado y redimido a su pueblo (cfr. Lc 1, 68).

La Visita Pastoral tiene varios momentos y comprende distintos actos de diversa naturaleza. Entre los que corresponden al obispo como maestro, sacerdote y pastor del Pueblo de Dios destacan aquellas celebraciones litúrgicas en las que se manifiesta “la Iglesia de Cristo verdaderamente presente en todas las legítimas reuniones locales de los fieles unidos a sus pastores” (Vaticano II, Lumen Gentium, 26).

Todas estas celebraciones litúrgicas tienen su centro en la misa estacional del obispo. Como enseña el Concilio Vaticano II, “la principal manifestación de la Iglesia se realiza en la participación plena y activa de todo el pueblo santo de Dios en las mismas celebraciones litúrgicas, particularmente en la misma eucaristía, en una misma oración, junto al único altar, donde preside el obispo rodeado de su presbiterio y ministros” (Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 41). Esta misa estacional tiene lugar normalmente en la iglesia catedral que, por ser la iglesia del obispo, es el centro de toda la vida litúrgica diocesana. Pero también se celebra en otras iglesias de la Diócesis, cuando el obispo se desplaza a ellas, como sucede en la Visita Pastoral.

A la Visita Pastoral están sujetas “Las personas, instituciones católicas, cosas y lugares sagrados que se encuentran en el ámbito de la Diócesis” (CIC, can. 397 & 1).

Con mi afecto y bendición,

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