
Excelentísimo y Reverendísimo Señor Arzobispo de Toledo, Primado de España, querido D. Francisco; Excelentísimo y Reverendísimo Señor Arzobispo Emérito de Toledo,queri do D. Braulio; Excelentísimo y Reverendísimo Señor Obispo Emérito de Segovia, querido D. Ángel; Ilustrísimo Señor Provicario General y MM.II. Sres. Vicarios Episcopales; Colegio de Consultores; Ilmos. Señores Vicario Judicial y Vicario Judicial Adjunto; Señor Canciller; Señor Ecónomo Diocesano; Señores Delegados Diocesanos y Directores de Secretariados Diocesa nos; Señor Presidente del Cabildo Primado; queridas colaboradoras de la Vicaría General, miembros de la Curia Diocesana; señoras y señores:
1. Con emoción comparezco hoy ante todos ustedes con ocasión de acabar de hacerse público mi nombramiento como Obispo Auxiliar de esta querida archidiócesis de Toledo y Obispo Titular de Scebaziana, en el actual Túnez. Mi primera palabra quiere ser de profunda gratitud y de total comunión efectiva y afectiva con Su Santidad el Papa Francisco, quien ha querido llamarme al Colegio Episcopal y asignarme la tarea de colaborar con nuestro querido Arzobispo, Mons. D. Francisco Cerro Chaves. Hago memoria ahora de mis años de servicio ministerial directo a la Santa Sede, bajo los pontificados de san Juan Pablo II y de Benedicto XVI. Esta etapa ha sido una gracia muy especial en mi ser y en mi vivencia como sacerdote.
2. Mi segunda palabra es para reiterar también mi vivo agradecimiento al Señor Arzobispo, querido D. Francisco, por su confianza en mi persona. Aprovecho la ocasión para renovar mi comunión con usted y para confirmarle mi total disponibilidad para seguir colaborando juntos en esta porción del Pueblo de Dios que es nuestra querida iglesia particular; gracias querido D. Francisco, nuestro Arzobispo, antiguo compañero de estudios en Roma, siempre amigo y ahora hermano mayor en el episcopado. Gratitud que extiendo muy gustoso al Señor Arzobispo emérito, querido D. Braulio, con quien he tenido el honor de colaborar y aprender mucho de usted a lo largo de su pontificado en Toledo. En ellos, en D. Francisco y en D. Braulio, hago memoria agradecida de quienes han sido mis Arzobispos en Toledo: el inolvidable Cardenal D. Marcelo González Martín, que me ordenó sacerdote y orientó en las primeras etapas de mi ministerio; el Cardenal D. Francisco Álvarez Martínez, que también me cedió generosamente a la Sede Apostólica; el Cardenal D. Antonio Cañizares Llovera, que me recibió como un padre, cuando regresé a esta mi diócesis hace catorce años. Mi saludo siempre cordial y agradecido para el Señor Obispo Emérito de Segovia, querido D. Ángel, mi profesor de Catequética en el entonces Estudio Teológico de San Ildefonso.
Siento estos momentos como una llamada del Señor, quien, a pesar de conocer mis límites y mis deficiencias, se fía de mí y, por un misterio de su amor, me hace testigo de su resurrección y me envía a todos los hombres y mujeres de esta comunidad diocesana como mensajero del Evangelio. Por ello, soy plenamente consciente de la gran distancia que media entre lo que yo soy y puedo aportar, y la misión a la que Jesucristo me llama como sucesor de los Apóstoles. He aceptado apoyándome en la gracia de Dios e invocando al Espíritu Santo.
3. Deseo dirigirme a los sacerdotes aquí presentes, queridos miembros del Consejo episcopal y demás sacerdotes, y a todo el presbiterio diocesano para agradeceros vuestro testimonio sacerdotal, para que sigamos viviendo la fraternidad y la unidad en torno a nuestro Arzobispo. Desde ahora reitero mi disponibilidad para todos y en todo. Un recuerdo muy cercano para nuestros misioneros y misioneras diocesanos, la vanguardia de la archidiócesis en el anuncio del Evangelio y testimonio de generosidad eclesial.
Estamos en camino sinodal con toda la Iglesia universal, lo cual significa poner de manifiesto la pluralidad de carismas, servicios y ministerios que constituyen y enriquecen a la Iglesia particular. Por ello, mi saludo para todos los fieles laicos de esta archidiócesis, tantas familias, jóvenes, personas mayores de nuestras parroquias, movimientos, asociaciones, hermandades, capítulos. ¡Cuánto bien y cuántos testimonios de vida cristiana he recibido de vosotros! Junto a todos seguiré viviendo la vocación bautismal, pilar y raíz de toda vocación cristiana; para vosotros intentaré y me comprometo a ser buen pastor, junto a nuestro Arzobispo. Un recuerdo muy especial para los enfermos, para los que pasan necesidad material o espiritual, para los que estáis solos, para los marginados por cualquier causa; vosotros sois los preferidos de Jesucristo y por ello tenéis que ocupar un lugar especial en mi corazón de pastor. Quisiera recordar también con afecto a mis alumnos de los Institutos Superiores de Estudios Teológicos San Ildefonso y de Ciencias Religiosas Santa María de Toledo, así como a los de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad San Dámaso de Madrid.
4. Un recuerdo muy especial para la vida consagrada, en la pluralidad de carismas y expresiones, que enriquecen nuestra Iglesia diocesana y de la que sois parte fundamental. Vuestra vida es profecía anticipada, en el aquí y ahora de nuestra historia, de los valores fundamentales del reino de Dios. Gracias por vuestro testimonio y entrega generosa. Rezad por mí para que sepa acoger el don de Dios. Permitidme que me dirija especialmente a las numerosas monjas contemplativas que estáis en nuestra comunidad diocesana. Como dijo la gran santa de Lisieux, vosotras sois el amor en el corazón de esta Iglesia nuestra; me encomiendo especialmente a vuestras oraciones.
5. No puedo terminar sin expresar mi recuerdo lleno de cariño, gratitud y emoción a mis padres, Francisco y Marina, de quienes he recibido la vida, la fe, su entrega ejemplar, su amor incondicional. Desde la esperanza cristiana, confío que se encuentran con el Señor Jesús y les pido que intercedan por mí. Reconocimiento y gratitud que también expreso públicamente a mi familia (hermana, cuñado, sobrino), al resto de familiares, así como a esa otra familia en el espíritu, que Dios me ha regalado que son, que sois, tantos magníficos amigos que enriquecéis mi existencia y que os percibo como un auténtico regalo del Señor en mi vida y en mi ministerio.
Hoy celebramos en nuestra Iglesia de Toledo la fiesta de san Eugenio, arzobispo de esta sede; me encomiendo a él e invoco así mismo la protección de los santos pastores de esta archidiócesis: san Ildefonso, san Julián, san Eladio, el beato Cardenal Sancha, y santa Leocadia.
Finalmente me encomiendo a la protección de la Virgen María, invocada con tantas advocaciones en nuestra Iglesia particular: del Sagrario, de la Piedad, del Valle, de la Esperanza, de la Caridad, del Prado, de Piedraescrita, de Guadalupe. Le pido que, así como Ella revistió a san Ildefonso con un don especial, símbolo de su protección, también cobije bajo su manto mi persona y mi ministerio episcopal.
Toledo, 15 de noviembre de 2021
Francisco César García Magán
Obispo auxiliar electo de Toledo