Mensaje con motivo del Día de Hispanoamérica en las diócesis de España, 2022

MENSAJE
con motivo del Día de Hispanoamérica
en las diócesis de España

— Domingo 6 de marzo de 2022 —

Una vida compartida

Saludo fraternalmente a Mons. Francisco Pérez González, presidente de la Comisión Episcopal para las Misiones y Cooperación con las Iglesias, y a todos los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos españoles que han recibido el llamado para trabajar como misioneros en tierras latinoamericanas. Me uno a todos ustedes en la oración e imploro a la Virgen santa María de Guadalupe, «madre del verdadero Dios por quien se vive» (cf. Nican mopohua, n. 26), los acompañe en su caminar junto al pueblo que se les ofrece como don y en comunión con la Iglesia universal.

El santo padre nos dice, en su Discurso para la Jornada Mundial de los Migrantes 2021, que debemos trabajar para llegar a ser «un nosotros grande como toda la familia humana». Eso es posible, como también nos recuerda el papa Francisco en Fratelli tutti, porque somos «hermanos en la carne» (FT, n. 8).

Queridos sacerdotes misioneros que llevan en su corazón el anhelo de anunciar el evangelio en el «continente de la esperanza», sepan que el lema en torno al cual reflexionarán este año, «una vida compartida», sintetiza en una compacta expresión la necesidad de renovar la Iglesia de manera sinodal, es decir, predicando el Evangelio a todos, y simultáneamente, escuchando «el clamor de la tierra y de los pobres» (LS, n. 1). Esta atenta escucha y discernimiento de la misteriosa pero real voz de Dios, lo debemos realizar porque ellos «no son un interlocutor cualquiera a quien hay que convencer, ni siquiera son uno más sentado en una mesa de pares» (QA, n. 26). Son auténtico llamado del Espíritu que se expresa con diversos lenguajes a través de signos elocuentes.

El actual magisterio pontificio nos estimula para atender este desafío misionero convocándonos a la integración de las periferias, que no son solo geográficas y geopolíticas, sino también existenciales. Eso significa que, de una manera u otra, atraviesan la humanidad de cada uno de nosotros.

Sabemos que la salida misionera auténtica nunca es el aniquilamiento de lo diverso sino la comunión en la diferencia. Esa es la gran lección que nos deja el «acontecimiento guadalupano». Por eso mismo, evangelizar es encarnarse en las culturas, utilizar sus lenguajes, signos y mediaciones, para que Jesucristo, «el mismo ayer, hoy, y siempre» (Heb 13, 8), de nuevo abrace todo camino humano. «Esto implica incluir a las periferias» (FT, n. 215), reconociendo que tanto en la piedad popular como en muchas otras manifestaciones religiosas, artísticas y sapienciales existe una enorme riqueza que todos debemos apreciar y valorar.

Ese «nosotros grande como toda la familia humana» supone también aprender de nuestras capacidades, de nuestros límites y de nuestro contexto. En el fondo, toda criatura refleja la imagen de nuestro Dios, uno y trino. Eso nos lleva a reconocer en cada uno, y cada una, un saber y una capacidad de discernimiento evangélico que, in-formado por las virtudes teologales, permite, en primer lugar, que las comunidades que integran los pueblos de América Latina, participen de la unidad que garantiza la gracia trinitaria; y, en segundo lugar, que, con cada gesto de cuidado y solidaridad hacia quienes más lo necesitan —las personas y la casa común—, seamos capaces de reconocer un acto de glorificación a nuestro creador.

La vocación misionera implica necesariamente la vivencia profunda de la comunión, que en su aspecto dinámico, es sinodalidad. Desde la comunión es posible el «caminar juntos» y el «compartir»” verdaderamente evangélico. De este modo, «un estilo de vida con sabor a Evangelio» (FT, n. 1) se torna en el dinamo de la obra misionera. Como en un symbolon, con su misión, se comparten experiencias diversas que dan forma a una misma familia humana y cristiana. Así, una vida compartida que se entrega hasta la cruz será siempre symbolon glorioso del amor hecho carne que hace creíble la fe.

Marc Card. Ouellet
Presidente
Pontificia Comisión para América Latina

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