Testigos y catequistas del Señor resucitado

Carta de Mons. D. Luis Ángel de las Heras Berzal, CMF
Obispo de León

Queridos hermanos y hermanas:

¡Feliz Pascua de Resurrección!

Después de una intensa celebración de la Semana Santa, con amplia participación de fieles y visitantes, comenzamos el Tiempo Pascual y celebramos con gozo que verdaderamente Cristo vive, ha resucitado: Él es nuestra Pascua.

Durante este tiempo de luz pascual queremos dar testimonio de la alegría que supone el encuentro personal con Jesucristo, el ungido con la fuerza del Espíritu Santo que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo porque Dios estaba con Él. Con nuestra fe pascual en esta hora de todos, en este camino de Iglesia sinodal, como santo pueblo fiel de Dios que peregrina en comunión, queremos anunciar a todos que la luz de Cristo vivo trae a los afligidos gloria en lugar de ceniza y alegría en lugar del abatimiento que parece dominar nuestro mundo (cf. Is 61,3).

¡Santa Pascua! ¡Feliz Pascua!

Carta de Mons. D. José Ángel Saiz Meneses
Arzobispo de Sevilla

Hemos celebrado la fiesta de Pascua, la fiesta de las fiestas cristianas, la fiesta central de todo el año litúrgico, la fiesta de la alegría y la esperanza. Qué profunda y significativa es la liturgia de la Vigilia Pascual, con los signos del fuego y del agua, con la renovación de las promesas del bautismo y con la lectura del pregón pascual. Este pregón que escuchamos en la noche de Pascua hemos de conservarlo en el fondo de nuestro corazón durante todo el año.

Sin embargo, alguien podría decir con todo lo que está pasando en el mundo, especialmente en Ucrania, ¿no es una ficción esta alegría de la noche y del día de Pascua? ¿Es compatible el realismo cristiano y el dramatismo del mundo y de la vida con la alegría, con el estallido de confianza y esperanza de la celebración de la Pascua? Sinceramente, creo que sí.