Granatensis: textus latinus et hispanicus orationis collectæ atque hispanicus lectionis alterius pro Officio lectionis Liturgiæ Horarum in honorem beatæ Mariæ a Conceptione Barrecheguren García

Prot. N. 274/23

GRANATENSIS

Textus latinus et hispanicus orationis collectæ
atque hispanicus lectionis alterius pro Officio lectionis Liturgiæ Horarum
in honorem beatæ Mariæ a Conceptione Barrecheguren García

Probatum.

Ex ædibus Dicasterii de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum, die 10 mensis maii 2023, in memoria sancti Ioannis De Avila, presbyteri et Ecclesiæ doctoris.

✠ Aurelius García Macías
Episcopus Subsecretarius


Die 13 maii

Beatæ Mariæ a Conceptione Barrecheguren García

Deus,
qui beátam Maríam a Conceptióne
mirábilem Christi Fílii tui Crucis mystérii exémplum effecísti,
concéde nobis, ut, ipsa intercedénte,
ad plenam redemptiónem obtinéndam,
tuæ in advérsis conformémur voluntáti
et in tribulátis te agnóscere valeámus.
Per Dóminum nostrum Iesum Christum Fílium tuum,
qui tecum vivit et regnat
in unitáte Spíritus Sancti, Deus,
per ómnia sǽcula sæculórum.

13 de mayo

Beata María de la Concepción Barrecheguren García

Oh Dios,
que hiciste a la beata María de la Concepción
testigo admirable del misterio de la Cruz de tu Hijo,
concédenos, por su intercesión,
que, conformándonos a tu voluntad en la hora de la prueba
y reconociéndote en los que sufren,
obtengamos plenamente los frutos de la redención.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por lo siglos de los siglos.

13 de mayo

Beata María de la Concepción Barrecheguren García

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses.

Hermanos:

Todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él, no con una justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe.
Todo para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos.
No es que lo haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo.
Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, hacia el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

R/. Bendice, alma mía, al Señor.

V/. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

V/. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R/.

V/. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

V/. Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R/.

V/. Pero la misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos;
para los que guardan la alianza. R/.

R/. Aleluya, aleluya, aleluya.

Permaneced en mí, y yo en vosotros – dice el Señor -;
el que permanece en mí da fruto abundante. R/.

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulo:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra del Señor.

13 de mayo

Beata María de la Concepción Barrecheguren García

María de la Concepción del Perpetuo Socorro nació en Granada el 27 de noviembre de 1905. Desde su infancia manifestó una precaria salud, lo que le llevó a ser instruida en casa por sus padres, Concha García Calvo y Francisco Barrecheguren Montagut, posteriormente presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor, el cual le enseñó el catecismo y la preparó a la primera comunión. En la fragilidad física, que le impidió responder a la vocación religiosa, y en el sufrimiento por la enfermedad de su madre, se abandonó heroicamente a la voluntad de Dios. Vivió una existencia oculta, marcada por la Eucaristía, la oración y la unión íntima a Cristo Crucificado, como también una premurosa atención a los pobres. En agosto de 1926 se contagió de tuberculosis y, con tan solo 22 años, se durmió en el Señor el 13 de mayo de 1927 en Granada.

Oficio de lectura

De los escritos de la beata María de la Concepción.

Es necesario, para dar frutos de vida eterna, estar unidos a Jesús, por medio de la gracia; pues él mismo lo ha dicho: Al modo que el sarmiento no puede de suyo producir fruto si no está unido a la vid, así vosotros tampoco si no estáis unidos conmigo.

Por lo mismo, jamás haremos nada bueno si Jesús no nos ayuda con su gracia, y aquel que no permanezca en él y crea poder salvarse con sus solas fuerzas será echado fuera como sarmiento inútil. Sin Jesús nada soy, nada valgo, nada puedo, nada merezco.

Sin Jesús soy como una hija separada del árbol, que, frágil y sin fuerzas, está expuesta a merced del viento, que se encarga de llevarla y arrastrarla donde quiere, y muchas veces la sumerge en el cieno y barro, quedando allí sepultada para siempre, así como, al contrario, si está unida al árbol, será fuerte y vigorosa, el viento la agitará y moverá, pero nada podrá contra ella: se conservará llena de vida y crecerá por la savia del árbol.

Imagen de las hojas es mi alma. Si estoy unida al árbol de vida, que es Jesús, será fuerte; los vientos de las pasiones y tentaciones me agitarán, intentarán arrancarme del tronco, pero no podrán hacerme caer en el suelo de la culpa ni mancharme con el barro del pecado; la fortaleza de Jesús está conmigo y nada tengo que temer; pero si, por desgracia, estoy separada de él y quiero regirme por mi sola, entonces, ¡qué frágil y débil soy! Estaré inquieta y movediza como las hijas que el viento agita, sin tener un lugar fijo de reposo y expuesta a que el viento de las pasiones me sumerja en el charco cenagoso del pecado.

¡Cuán poco valgo estando separada de Jesús! Sin él, viviré inquieta, y andaré de un lado a otro buscando felicidad, sin que jamás logre encontrarla. Querré librarme de las tentaciones y peligros de pecar; pero, como por mí misma no tengo la fortaleza, seré arrastrada por la corriente.

Pero no basta; para llegar a la santidad y estar unidos a Jesucristo por medio de la gracia, es necesario más. Jesús lo ha dicho: Todo sarmiento que en mí, que soy la vid, no lleva fruto, lo cortará; y a todo aquel que de fruto lo podará para que dé aún más.

No debemos, pues, contentarnos solamente con estar en gracia, es necesario dar frutos, frutos de santidad, frutos de virtud y buenas obras; si no, estamos expuestos a ser arrojados como siervos inútiles.

Así, por el contrario, si procuramos dar buenos frutos, Jesús ha prometido ayudarnos para que le demos aún más.

¡Qué consoladoras palabras dirige Jesús! Permaneced en mí y yo permaneceré en vosotros. Sí; quiere que permanezcamos en Él, que estemos unidos a él y, en cambio, nos promete que él permanecerá en nosotros. ¿Por qué temer si tenemos tan cerca a Jesús?

Debo, pues, permanecer en Jesús, estando siempre unida a él, unida a su amor, y viviendo sumergida en su inmensidad y procurando hacer todas mis obras bajo su divina mirada.

Él, en cambio, me promete permanecer en mi alma, comunicándome su gracia, su luz, su fortaleza, su amor. ¡Qué gran recompensa! ¡Con cuánto cuidado debo estar para no hacer nada que le desagrade ni hacerme indigna de tan divina comunicación!

R/. Muy a gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo. * Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

V/. Vivo contento en medio de las debilidades y las dificultades sufridas por Cristo. * Porque cuando.

Oh Dios, que hiciste a la beata María de la Concepción testigo admirable del misterio de la Cruz de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, que, conformándonos a tu voluntad en la hora de la prueba y reconociéndote en los que sufren, obtengamos plenamente los frutos de la redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por lo siglos de los siglos.

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